La historia del jazz es una de las más originales de la música. Sus personajes y estilos, su fuerte individualismo, la hacen enormemente atractiva, y aunque algunas tendencias exijan una alta preparación por parte de los aficionados, es sobre todo música para escucharla con los pies.
El jazz perdurará mientras la gente lo escuche con los pies y no con la cabeza dijo hace tiempo el director de orquesta norteamericano John Philip Sousa. Y así fue durante los años 30, con las bandas de Nueva Orleáns Buddy Bolden o con las de los hombres de Austin High en los bares ilegales de Chicago. Se tocaba música para que la gente bailara.
A partir de los años 40 el público comenzó a escuchar jazz con la cabeza en vez de con los pies. Pero es que las nuevas formas bebop cool, dejaron un poco de lado el ritmo para atraer al intelecto, y como consecuencia a reducidos grupos de vanguardia. A pesar de todo y contradiciendo los malos augurios de Souse, el jazz perdura y el público lo sigue con extraordinario entusiasmo.
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